lunes, 27 de noviembre de 2017

De paseo por la Alcarria

Cada vez menos tiempo libre para ponerme con estas crónicas. Me encantaría extenderme y contaros muchas más sensaciones de nuestros viajes, para animaros a conocer estos preciosos rincones, pero la rutina diaria no deja. Aun así, por fin he sacado un ratito libre para contaros nuestra penúltima escapada. Tan pronto tenga otro momento (un poco más largo, eso sí), os cuento la última. 


Aprovechando un viaje por trabajo de Nemesio, nos apuntamos el peque y yo, cómo no... Una escapadita de una semana, en plena Primavera, siempre viene muy bien.



Hacía años que no parábamos en Zaragoza y nos ha gustado lo que hemos visto, desde la Plaza del Pilar hasta el Museo del Fuego o el Acuario (impresionante el tamaño de alguno de los peces que pueblan el Ebro...).




























El retorno a través de La Alcarria, sin pausa pero sin prisa. A medio camino, parada en el Parque Natural del Monasterio de Piedra (Nuévalos), para disfrutar de su calma y su frescura. Precioso, relajante, verde y lluvioso ese día.


 







































Para el que no lo conozca, lo recomiendo en verano especialmente, con el fin de que podáis apreciar el cambio de temperatura que se experimenta nada más traspasar sus puertas, en comparación con la que os encontráis fuera.





Tras unas cuantas vueltas por las carreteras menos rectas que pudimos encontrar, como siempre y para no dejar en el olvido nuestro espíritu motero, aterrizamos en Torija (conocida como "La Puerta de la Alcarria"), para recorrer sus calles y conocer su castillo, magníficamente conservado. Nos enamoró la plaza del pueblo, lo bonita y agradable que resulta.

























Siguiente parada: Brihuega, con su castillo, sus calles, sus fuentes, sus cuevas y sus platos típicos. 























Antes de perdernos por sus calles, decidimos acercarnos a los campos de lavanda, por si casualmente estaban en flor. Era muy pronto todavía para que lucieran en todo su explendor, aunque también tienen su encanto en verde...




Ya en Brihuega y después de llenar los estómagos con un guiso típico, descubrimos sus cuevas. Se agradece cruzar la puerta, con sensación de entrar en la nevera en un día de bastante calor.

 





















Pueblos sensacionales para desconectar y relajarse.  

Guadalajara fue el lugar en el que nos alojamos durante esos días, descubriendo una ciudad muy agradable para pasear, salir de tapas y disfrutar del anochecer.

La vuelta nos llevó a Patones de Arriba, ya en la provincia de Madrid. Empinado y alejado de todo bullicio, espectacular...  HISTORIA DE PATONES


 










































Continuamos bordeando el Mar de Castilla, con parada en Pedraza, otra joya a visitar, con tormentazo primaveral incluído.

























Y finalizando viaje, una parada en la Villa del Libro, conjunto histórico-artístico y uno de los pueblos más bonitos de España, al que os recomiento una visita si todavía no lo conocéis. Se llama Urueña y está situado en la provincia de Valladolid, con fácil acceso desde la autovía.




Nos encantaron sus calles, su silencio y sus librerías. Muy, muy, muy recomendable.





La guinda final, visita a unos amigos en Hospital de Órbigo, coincidiendo con las Justas Medievales (primer fin de semana de junio).




Siempre se agradece una escapada fuera de temporada. La Primavera es una de las mejores épocas para viajar y España una privilegiada en la estación de las flores, en todas sus regiones. Recargar las pilas y continuar con la rutina sienta de maravilla...



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