miércoles, 26 de agosto de 2015

Provenza y relax

Ya estoy otra vez por aquí. No, no hemos dejado de viajar, aunque la falta de coincidencia en períodos vacacionales entre nosotros ha hecho que el año pasado sólo hubiese unos días sueltos que dedicamos a visitar familia en Madrid y un par de escapadas a Lisboa y Oporto. 

Este año decidimos volver a la Provenza y así coincidir con la floración de la lavanda. No hacía falta insistir mucho, al ser una zona que nos encanta y en la que siempre quedan infinidad de cosas por ver. Las fechas del viaje han sido desde los últimos días de junio hasta mediados de julio.



El viaje lo hemos hecho en coche y ha habido mezcla de campings con hoteles o apartamentos, e incluso acampada en el jardín de una amiga. En total han sido unos 4.200 km. en los que hemos disfrutado muchísimo. 


Esperábamos paisajes espectaculares... y encontramos muchos más... 

Esperábamos calor e hizo mucha más... 

Esperábamos mosquitos y había muchísimos más...

Esperábamos pasarlo en grande... y lo hicimos... 


Un saludo para todos los viajeros... aquellos que incluso yendo al pueblo de al lado siempre encontrarán algo en el camino con lo que disfrutar y sorprenderse... 



Como no somos de madrugar -eso lo saben ya los que en alguna ocasión han compartido viaje con nosotros-, salimos de Coruña a media mañana y nos paramos a comer en Asturias, con sidrina y fritos de pixín. La primera noche la pasamos en Astillero, al lado de Santander, disfrutando de la buena temperatura en un parque infantil enorme y alucinante para el niño, con paseo incluído para dormir luego a pierna suelta; la cena fue a base de  tapas en una terraza estupenda. 

Al día siguiente pasábamos la mañana en el Parque de la Naturaleza de Cabárceno (http://www.parquedecabarceno.com/inicio), entre osos, elefantes, camellos, jirafas, cebras... 


De Cabárceno a Pau, ya en Francia, y de ahí a Carcassonne, parando en Capestang a comer, bajo la sombra de los árboles y al lado de su estanque.


Varias paradas a orillas del Canal du Midi (http://www.canalmidi.com/), disfrutando de la sombra y del relax y llegada a Carcassonne a última hora, para dar un paseo por el centro, irnos a cenar a La Cité y callejear a la luz de la luna, en una noche preciosa. 





Continuamos camino hacia la costa, para pasar la noche en la región de La Camarga y visitar Aigües Mortes al día siguiente. El objetivo era comprar una caja de galletas para unos amigos en la tienda de La Cure Gourmande, de la que le habíamos hablado al peque. 
La Cure Gourmande es una franquicia que tiene tiendas por todo el país; son preciosas, todas llenas de galletas, caramelos, bombones, con mucho colorido y unas cajas estupendas como regalo.

Inmersos en una ola de calor (ese día, después de comer, el termómetro del coche marcaba 49 grados), continuamos a través de comarcales, para llegar al pueblo provenzal de Gordes, uno de los más bellos de Francia y entre los más visitados de la PACA (región de Provenza, Alpes y Costa Azul). 



Situado a 370 m de altitud, sus callejuelas empinadas y con piedras desgastadas por el uso, son una invitación a descansar en cada rincón, bien sea para tomar aliento o para fijarse en su arquitectura tan austera, si lo comparamos con otros pueblos de la región (pueblo fronterizo ya en la época galo-romana, era refugio para los habitantes de las aldeas vecinas, así como plaza estratégica muy envidiable).



Numerosos pintores se han fijado en Gordes a lo largo de los años, como por ejemplo Marc Chagall (vivió en el pueblo entre abril de 1940 y mayo de 1941, tras huir de Paris durante la ocupación alemana y previo su exilio en Estados Unidos), Victor Vasarely (al que se conoce como "padre del Op Art"), Pol Mara (en el Castillo se encuentra el museo al que da nombre).


Allí disfrutamos varios días de un camping cercano, su calma, su piscina y sus mosquitos, así como de varios paseos por los alrededores. 

Una de las visitas obligadas es el Village de  Bories, declarado monumento histórico en 1977, obra maestra arquitectónica y testigo del modo de vida en Provenza durante muchos años.


Se compone de 7 grupos de cabañas, cada una con una función precisa (habitaciones, establos, graneros, corrales...) que han sido reconstruidas por su propietario tras hallarse más de un siglo abandonadas entre la vegetación.


Para su construcción se utiliza exclusivamente la piedra prestada por la naturaleza que la circunda, árida, seca y calcárea.


El origen de los bories se halla en la Edad de Bronce y respecto al pueblo, hay distintas tesis que lo datan entre el siglo VII y el XV o el  XVIII, dependiendo de los diferentes vestigios hallados. 


Cerca de Gordes se encuentra también la abadía cisterciense de Senanque,  encerrada entre montañas y rodeada de campos de lavanda, en la que todavía habita una pequeña comunidad de monjes.



Continuando nuestro viaje, una amiga nos cedía temporalmente un trozo de su jardín para plantar nuestra tienda, a unos minutos de Cannes, en el pueblo de Mougins...


Pequeñas excursiones por la mañana, baño en la piscina por la tarde y barbacoa por la noche en muy buena compañía... Qué más se puede pedir?


Una de las excursiones nos llevaría, a través de las Gorges du Loup, al pueblecido de Gourdon, nido de águilas en el que la suave brisa hizo más llevadera la calor que llevábamos sufriendo todo el viaje.


Al pueblo se puede ascender caminando por un antiguo sendero de mulas (en la anterior foto se ve con claridad parte de su recorrido), llamado "Le chemin de Paradis" (el camino del Paraíso), ya que tras una ascensión de más de 500 metros, se alcanza el paraíso. Nosotros tomamos el camino menos sacrificado y no menos espectacular, con sus curvas y paisajes.

Tomando un helado de "Schtroumpfh" (pitufo)




En el pueblo se pueden visitar los jardines creados por André Le Nôtre, el paisajista de Versalles, los jardines italianos, el huerto medicinal medieval, la puerta de acceso al pueblo renacentista, la plaza de armas del siglo XIV, el castillo medieval, las vistas sobre más de 80 km. de la Riviera... todo ello regado por una suave brisa y una calma realmente fantástica (sí es turístico, pero no había muchos visitantes).

Otra excursión sería a Niza, a 15 minutos de Mougins. Un día de calor asfixiante para recorrer uno de los mercados típicos de la ciudad...


Tras la comida, calor imposible y baño refrescante para los peques de la casa...




El último día en Mougins, pueblo que enamoró a Picasso o a Jean Cocteau entre otros, sería para conocer su parte antigua, preciosa y encantadora, plagada de galerías de arte, exposiciones en la calle...

Una visita al Museo de Arte Clásico, con una exposición fotográfica sobre la vida de Picasso, nos despediría de Mougins hasta la próxima, ya que iniciábamos el regreso. 



Muchas gracias a Michele, Oscar y Lily por vuestra hospitalidad, han sido unos días estupendos. 

Pilar, un placer conocerte.

Desde Mougins partimos hacia Castellane, a través de la Route Napoléon (N85), ruta seguida por Napoleon en 1815 tras su vuelta de Elba.

Paisajes desde la Route Napoléon

 
Castellane

 

Castellane, situada en la Alta Provenza, es la puerta de entrada a las Gargantas del Verdon, en el Parque Natural Regional del Verdon (http://www.la-provenza.es/parque-natural-del-verdon). Desde allí comenzamos la espectacular ruta de sus gargantas... 


Un baño y un pequeño descanso en el Lago de Sante Croix serían el intermedio a un día que finalizaba cerca de Manosque, en Buoux.

La siguiente etapa nos llevaría a recorrer el Parque Natural del Luberon (http://www.parcduluberon.fr/) y sus campos de lavanda en flor... simplemente espectacular... y más con la puesta de sol...


Estábamos de nuevo cerca del pueblecito de Gordes; la región es también conocida por sus vinos y numerosas bodegas se dejan ver a ambos lados de la carretera, como esta en la que presumían de una buena colección de coches antiguos...
Una parada para comer en uno de los canales de L'Isle s-la-Sorge, con los pies en el agua. El pueblo está rodeado por el río y tiene numerosos canales que hacen muy llevadera la calor. Está plagado de anticuarios (es la segunda ciudad de anticuarios de Francia), y son famosas sus ruedas de palas (15 en total que toman energía para sus fábricas de hilados). Después de comer hubo café y helado en una de sus terrazas, perdiéndonos luego por sus tranquilas callejuelas.



Los siguientes dos días los pasaríamos en un pueblecito cerca de Avignon y visitaríamos el Museo de la Gominola (http://www.museeharibo.fr/fr/), así como el pueblo de Bagnols-sur-Cèze, frontera entre las regiones de Languedoc-Rousillon, Provence-Alpes-Côte d'Azur y Rhone-Alpes, con calles peatonales, heladerías, anticuarios y un ambiente muy animado... 
Al día siguiente, impresionante ruta plagada de curvas toooodo el día. Comenzábamos con las Gargantas de l'Ardèche (http://www.ardeche.com/sites-naturels/gorges-ardeche.php)...
  
En medio de la ruta, una granja de encantadoras y tranquilas llamas ...
Vallon-Pont d'Arc, punto final de las gargantas...
Después de comer, continuaban las curvas a lo largo de la D901, que parte de Les Vanes y atraviesa el Parque Nacional de Cévennes (https://www.cevennes-parcnational.fr/)...

Lac de Villefort
Château du Turnel
Château du Champ

Château de Castanet
Tras una jornada con tantas curvas y paisajes, al día siguiente tocaba descansar un poco de coche, así que visitamos el Museo de la Aviación de Toulouse (http://musee-aeroscopia.fr/es), al lado de la fábrica de Airbus. Es un lugar del todo recomendable, había muy poca gente y pudimos disfrutarlo con calma. Se puede visitar también la fábrica, pero hay que reservar con anterioridad (http://www.manatour.fr/). 


Lo que más nos gustó fue la exposición de Ailes Anciennes (http://www.aatlse.org/?p=visite), una parcela pegada a la fábrica en la que se exponen aviones antiguos de todo tipo. Se abrió al público en el año 2012 y el Museo de la Aviación (Aeroscopia), abierto en enero de este año, alberga parte de sus aviones
Al entrar vinieron a mi mente varias películas y nos imaginaba protagonisas de alguna de aventuras en la que pilotábamos un avión viejo y ruidoso con aspecto de ir a caerse en cualquier momento. Se puede subir a alguno de ellos, puedes ver cómo los van arreglando poco a poco... nos encantó la visita y lo pasamos genial!!




La despedida de Francia fue con lluvia y nubes antes de entrar  en el Túnel de Somport; del lado español lucía el sol...
 
Pasábamos la noche en un tranquilo y pequeño  albergue de Castiello de Jaca. Por la mañana, el peque, además de patentar algún que otro invento, ayudó a dar de comer a los pavos, a los conejos, a los perros...



Como siempre, ha sido un viaje precioso, lo hemos pasado en grande y es un placer compartirlo con vosotros.
 Hasta la próxima!!
 
 
 

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